ESTIGMA Y AUTOESTIGMA EN LA ENFERMEDAD

Según la Real Academia Española, el estigma (del latín “stigma”) es definido entre sus diversas  acepciones, como: 

– Marca o señal en el cuerpo.

– Desdoro, afrenta, mala fama. 

El estigma social que rodea a la enfermedad mental, hunde sus raíces en la historia y en “la forma de pensar sobre el ser humano”. El concepto de estigma ha sido ampliamente investigado. Igualmente, se han establecido algunos componentes o categorías fundamentales del estigma. Estos componentes son: 

– Etiquetado.

– Estereotipos.

– Aislamiento social.

– Prejuicios y discriminación.

– Pérdida de oportunidades y coerción en la toma de decisiones.

Se ha señalado también, que las personas que sufren de trastorno mental grave es uno de los  grupos minoritarios más estigmatizados en la sociedad. La antigua atención asilar e internamiento de las personas con enfermedad mental en instituciones psiquiátricas contribuyó a perpetuar el estigma. Los pacientes se encontraban confinados en instituciones, habitualmente alejadas de los núcleos urbanos y lejos de los recursos comunitarios. En el siglo XIV (1337), aparece en Inglaterra la primera institución psiquiátrica europea conocida (Hospital de Bethlem). La atención que se realizaba en esta institución, contemplaba entre otros aspectos, la posibilidad de que la burguesía inglesa y previo pago de un penique, pudiera visitar dicho hospital (los martes la visita era gratis...), para contemplar a los pacientes ingresados, que eran expuestos al público, como si de animales de un zoológico se tratase. De hecho, esta práctica se llegó a denominar como “El show de Bethlem”. Los tratamientos que se realizaban, en esta institución y en otras posteriores, se caracterizaban por su ineficacia y agresividad terapéutica. Los pacientes estaban desposeídos de su propia “condición y dignidad humana”.